Entre frondosos bosques se encuentra Frankenberg, un pequeño pueblo que esconde una de las mejores historias del diseño moderno, Thonet, una marca con casi 200 años, cuyos muebles son un referente.
Seguramente nunca imagino la trascendencia que alcanzaría su trabajo. Michael Thonet en 1859 consiguió transformar radicalmente la producción en serie de muebles al conseguir curvar la madera mediante calor y de esa forma lograr una identidad única en la fabricación de sillas y de elementos de asiento. Las sillas creadas por él, mecedoras butacas y hasta tronas de bebés fabricadas en madera curvada se siguen conociendo por su nombre, hoy muchas de aquellas piezas son muebles, coleccionados y subastados sin embargo en la fábrica de Frankenberg se siguen produciendo con la misma técnica de siempre, tubos de madera que descansan toda la noche al calor del vapor, para después ser curvados, uno a uno por manos expertas hasta dar a luz nuevos muebles.
La silla número 14, la más emblemática, está compuesta por seis piezas, que cumplen con premisas de hoy en día como , sostenibilidad, economía y fabricación en serie, nacida como una pieza barata para la clase social más pobre, pronto se convertiría en pieza propia de la clase burguesa e indispensable en todos los cafés de la época.
El nombre de Thonet está ligado a la Bauhaus, con la fabricación de sillas de tubo de acero diseñadas en los años veinte, por Marcel Breuer y Mies y también algunas piezas de Le Corbusier.
Personajes famosos que han hecho historia, han sido retratados con los muebles de Thonet es el caso de Einstein o Picasso.